Yoga, mi experiencia

by - febrero 19, 2018



Hace ya más de un año me apunté a clases de yoga y se han convertido en un vicio, una yogadicción.

Uno ve a celebridades como Sting, Robert Downey Junior o Jennifer Aniston exhibiendo en fotos la perfección envidiable de sus asanas y entiende el furor que causa la práctica diaria de esta disciplina. El yoga ha sido reconocido por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Puedo dar fe del bienestar experimentado al final de cada clase. Con la postura de savasana al terminar la sesión, estoy tan relajada que desearía que mi mat volara como la alfombra mágica de Aladino o que alguien se apiadara de mi paz y me llevara en brazos a casa. 

Con el yoga los músculos se  tonifican, la elongación de la espalda y el fortalecimiento de los abdominales hace que la columna se reacomode, con lo cual uno se despide del fastidioso dolor de espalda para siempre y deja de ser el jorobado de Notre Dame en cuestión de semanas.

Las torsiones son como un Prozac, dejan feliz.  El cuerpo se modela en poco tiempo. Ahora me siento como una gacela, ágil, flexible y fuerte. El control de la respiración durante las sesiones permite estar relajado y concentrado en el propio cuerpo, lo cual es magnífico para mantener a raya el estrés. Combinado con algún ejercicio cardiovascular es perfecto para mantenerse en forma.

Al principio las clases me parecían lentas, pero no dejaban de requerir bastante esfuerzo, especialmente en las posturas que demandan fuerza para mantener el propio peso con las manos o aquellas donde se necesitan hacer piruetas de equilibristas. Al inicio de la práctica la dificultad de mantener ciertas posturas es común y casi decepcionante, pero con perseverancia se logra. 

No quiero parecer una gurú, pero animo a la gente como si se tratase de una vitamina rejuvenecedora. 

Mi recomendación es que tomes varias clases de prueba, lleva su tiempo acostumbrar al cuerpo a las maromas si nunca lo has hecho. Te aseguro que pueden pasar dos cosas porque las veo a diario: los que prueban y no vuelven más o aquellos que quedan enganchados.  Ojalá seas de este último grupo, no te arrepentirás.

Nos vemos en el mat.

Foto: Flamingo de Marc-Antoine Julio.

Te puede gustar

0 comentarios