Yoga, mi experiencia
Hace ya más de un año me apunté a clases de yoga y se han
convertido en un vicio, una yogadicción.
Uno ve a celebridades como Sting, Robert Downey Junior o Jennifer
Aniston exhibiendo en fotos la perfección envidiable de sus asanas y entiende
el furor que causa la práctica diaria de esta disciplina. El yoga ha sido
reconocido por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Puedo dar fe del bienestar experimentado al final de cada
clase. Con la postura de savasana al terminar la sesión, estoy tan relajada que
desearía que mi mat volara como la alfombra mágica de Aladino o que alguien se
apiadara de mi paz y me llevara en brazos a casa.
Con el yoga los músculos se
tonifican, la elongación de la espalda y el fortalecimiento de los
abdominales hace que la columna se reacomode, con lo cual uno se despide del fastidioso
dolor de espalda para siempre y deja de ser el jorobado de Notre Dame en cuestión de semanas.
Las torsiones son como un Prozac, dejan feliz. El cuerpo se modela en
poco tiempo. Ahora me siento como una gacela, ágil, flexible y fuerte. El control
de la respiración durante las sesiones permite estar relajado y concentrado en
el propio cuerpo, lo cual es magnífico para mantener a raya el estrés.
Combinado con algún ejercicio cardiovascular es perfecto para mantenerse en
forma.
Al principio las clases me parecían lentas, pero no dejaban
de requerir bastante esfuerzo, especialmente en las posturas que demandan
fuerza para mantener el propio peso con las manos o aquellas donde se
necesitan hacer piruetas de equilibristas. Al inicio de la práctica la
dificultad de mantener ciertas posturas es común y casi decepcionante, pero con perseverancia se logra.
No quiero parecer una gurú, pero animo a la gente como si se
tratase de una vitamina rejuvenecedora.
Mi recomendación es que tomes varias clases
de prueba, lleva su tiempo acostumbrar al cuerpo a las maromas si nunca lo has
hecho. Te aseguro que pueden pasar dos cosas porque las veo a diario: los que
prueban y no vuelven más o aquellos que quedan enganchados. Ojalá seas de este último grupo, no te
arrepentirás.
Nos vemos en el mat.
Foto: Flamingo de Marc-Antoine Julio.
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