La Gran Sabana, un lugar mágico

by - marzo 24, 2017



Recorrer La Gran Sabana Venezolana hasta llegar a la frontera con Brasil, es sin duda el mejor viaje de mi vida. 

La Gran Sábana es un territorio de una belleza inimaginable, mágica. Visitar el lugar te cambia la vida. Dicen que la sabana te quiere o te odia: de esto te das cuenta si te pican los “puris-puris” (mosquitos tropicales tamaño helicóptero). Puedo decir que a mí me amo con toda su alma verde, ni una picada, ni siquiera el intento de ella. 

En ese escenario tengo mi mejor retrato: Yo, a mis veinte años sentada en el suelo en la frontera con Brasil, con un sombrero de exploradora, varios collares comprados a los indígenas de la región cuelgan de mi cuello, gafas redondas de sol de moda por aquellos años, vaqueros y calcetines blancos a lo Michael Jackson, y una sonrisa de felicidad y paz. La luz del atardecer detrás, y a mi lado a menos de medio metro una peligrosa  serpiente enrollada. Ni el fotógrafo ni yo nos percatamos de ella hasta revelada la fotografía. Para mis hijos es una foto “épica”. Mamá y la culebra.

De ese viaje conservo en mi memoria los colores, las sombras de las nubes dibujadas encima del verde de la sabana, los lugareños, las cascadas, el fabuloso baño en La Quebrada de Jaspe. La saña de una tormenta tropical que parecía partir las montañas en dos con la furia de sus rayos. Mi descanso nocturno en la camioneta porque olvidé los anclajes de la tienda de campaña. Lo bien que comimos en medio de la nada gracias a un Chef que iba en la excursión, y que convirtió su jeep en una despensa completa. Desayuné unas exquisitas arepas asadas mezcladas con los aromas silvestres de un amanecer límpido, con los majestuosos tepúes de fondo. Cada minuto era estar allí con los cincos sentidos. Presencia absoluta.

De golpe me vinieron a la cabeza ese sin fin de sensaciones escuchando el proyecto “Listen to ecosystems”, los sonidos de un ecosistema hechos arte. La sinfonía de un lugar lleno de vida.

Extrañé el lugar. Volví…

Siempre vuelvo.

Foto por Paolo Costa Baldi
Licencia: GFDL/CC-BY-SA 3.0

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