Gotas de Tenerife
Tengo dos días hablando de mi viaje por Tenerife por casualidad, eso me hizo
recordar que tengo montones de fotos por editar de la isla, y como hoy hace una
apacible mañana de otoño, pongo música (Bob Marley es especial cuando pienso en
islas) y me entrego a la solitaria tarea de hacerlo.
Tenerife, ¿quién no se enamora de esta tierra?, dos mil
treinta y pico kilómetros cuadrados de una orografía esculpida por un volcán apagado
que se alza majestuosamente en medio de la isla, recordándonos el poder de la naturaleza. Playas de arenas volcánicas bañadas por un atlántico tibio en
donde los niños juegan y salen como los deshollinadores de
Mary Poppins. Gente cálida que vive en “slow time” y siempre tienen tiempo para
regalarte una sonrisa. Preguntar por una dirección es ganarse un amigo. Un pueblo que se trajo lo mejor del Caribe y lo fusionó con lo mejor de la península española.
A Tenerife tengo que volver…
Entre otras cosas, si quieren ver la majestuosidad de una erupción volcánica no se pierdan la galería del fotógrafo chileno Francisco Negroni.
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